Efectos psicológicos de la pandemia: un año después
Los efectos psicológicos de la pandemia un año después de haber estado en confinamiento estricto son complejos y varían de persona a persona. Hace casi un año me hacían una entrevista sobre los posibles efectos psicológicos de la pandemia (que podíamos estar viviendo durante ese momento). En esa oportunidad pude hablar con el medio digital @soyarepita y fue una experiencia muy enriquecedora.
Nos centramos sobre todo en la población migrante y qué consecuencia podía tener el aislamiento en nuestra salud. Luego de un año, seguimos transitando por una situación similar y aunque nos queda mucha incertidumbre por gestionar, comprendemos más profundamente ciertos efectos que se han dado en personas alrededor del mundo.
El aumento de trastornos ansiosos, cambios en el estado de ánimo, alteraciones en el patrón de sueño y vigilia, son algunas de las consecuencias más reportadas entre personas en diferentes países. Esto ha llevado a algunos medios a hablar de una nueva pandemia: la de la salud mental.
La cantidad de información a la que estamos expuestxs, las pérdidas de seres queridos y proyectos, las limitaciones de movilidad y de contacto social, hacen que el panorama, por ahora, no sea muy alentador a la hora de restablecer/recuperar bienestar.
Es por esta razón que creo que es importante que normalicemos que podamos sentir:
Tristeza
Rabia
Miedo
Desánimo
Dificultad para ponerte en marcha
Todas estas emociones son naturales y tienen sentido al vivir esta situación. En la medida de lo posible evitemos caer en las recetas mágicas que promueven estar bien a costa de todo y que dependen solo de nuestras ganas por sentirnos bien. Lo que sentimos tiene una función y nos ayuda a gestionar aquello que estamos viviendo. El positivismo tóxico termina siendo un bumerán que regresa con malestar emocional y culpabilidad añadida por no estar bien «como se supone que deberíamos».
En la mayoría de los casos, las personas con el paso del tiempo pueden gestionar lo que esto supone. Hay para quienes puede ser más complejo. El trastorno de estrés postraumático (TEPT), surge al vivir una situación de alto impacto emocional y que al pasar el tiempo, se sigue manteniendo con cierta intensidad las respuestas de miedo, evitación y huída. Se caracteriza por una vivencia intensa de malestar, angustia, pensamientos intrusivos y flashbacks, entre otros.
No todas las personas con TEPT han vivido directamente una situación de terror o angustia, puede surgir por la idea o la posibilidad de experimentar sufrimiento en el futuro. A veces, los pensamientos intrusivos resultan tan aversivos, que dificultan el desarrollo de actividades cotidianas de una forma funcional, a esto, debemos sumarle la presión y exigencias que pueden experimentarse por no encontrarse bien.
Si sientes y crees que esto puede estar ocurriendo, acude a tu centro de salud o consulta con un profesional que pueda acompañarte y ayudarte a identificar y tratar lo que te ocurre.
Si conoces a alguien que lo esté pasando mal, procura ser compasivx y comprensivx en la medida de tus posibilidades. La presencia y compasión suelen ser en muchos casos efectivos. No se trata de que la otra persona no se sienta mal, se trata de dar un espacio para que no se sienta juzgada por lo que siente.
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Psicólogo y psicoterapeuta.