Adicción,  Alcohol

Efectos del alcohol sobre el sistema nervioso

Efectos del alcohol
¿Cuáles son los efectos de beber alcohol en el sistema nervioso?

 

¿Cuáles son los efectos del alcohol sobre el sistema nervioso?

 

El alcohol etílico o etanol es, probablemente, una de las drogas más utilizadas y con mayor aceptación social. Sus efectos sobre el organismo son variados puesto que afecta a distintas estructuras del cuerpo: hígado, corazón, estómago, intestino, riñón…; sin embargo, en este artículo nos centraremos en los efectos neurotóxicos de este compuesto químico.

En primer lugar, debemos diferenciar 3 supuestos: el consumo agudo, el consumo crónico y un caso especial: el consumo de alcohol en la mujer embarazada.

Consumo agudo

Los efectos en el sistema nervioso del consumo agudo básicamente dependen de la cantidad de alcohol en la sangre. Habitualmente, sus efectos son conductuales debido a la disregulación de la neurotransmisión cerebral: desinhibición, locuacidad, agresividad… aunque también genera frecuentemente alteraciones en la articulación del lenguaje, el equilibrio y la coordinación.

Todo ello ligado puede hacer que se lleven a cabo conductas de riesgo, potenciando las probabilidades de sufrir caídas con traumatismos craneoencefálicos graves o accidentes de tráfico.

Una vez alcanzados niveles de alcoholemia mayores, se manifiesta su efecto depresor y sedante: puede haber una alteración del nivel de conciencia y, en casos graves, crisis epilépticas, coma e, incluso, parada cardiorrespiratoria y muerte.

Consumo crónico

Si nos fijamos en los efectos del consumo crónico de alcohol, estos tienen que ver con varios factores:

1. Toxicidad directa del alcohol sobre estructuras del sistema nervioso: puede provocar la aparición de atrofia cerebral (aumentando el riesgo de demencia), de atrofia cerebelosa (provocando trastornos de la marcha y alteraciones el equilibrio), afectar a los nervios de manos y piernas (la conocida como “neuropatía alcohólica”, con alteración sensitiva en manos y pies, en muchas ocasiones con dolor) e incluso a los músculos (miopatía alcohólica).

2. Daño en otros órganos: el daño de otros órganos puede afectar al funcionamiento normal del sistema nervioso. Por ejemplo, cuando aparece hepatopatía, el hígado puede no filtrar bien ciertas sustancias nocivas, las cuales pueden llegar al cerebro y provocar un cuadro clínico característico, con alteración del estado mental, confusión, y asterixis (un tipo de temblor).

3. Déficits de nutrientes: el alcohol es rico en calorías. Las personas que consumen ciertas cantidades de alcohol de forma frecuente pueden llegar a omitir ciertas comidas o alimentos. Además, el alcohol puede interferir en la absorción intestinal de ciertos nutrientes. Algunas manifestaciones clínicas son las siguientes:

a. Encefalopatía de Wernicke: se debe al déficit de vitamina B1. Es una emergencia médica. Puede ser irreversible si no se inicia tratamiento rápido. Aparecen alteraciones en los movimientos de los ojos, alteración de la marcha y delirios.

b. Síndrome de Korsakoff: también se debe al déficit de vitamina B1, que provoca la degeneración de unas estructuras de la parte baja del cerebro. Se altera severamente la memoria reciente, y la persona que lo sufre no es capaz de generar nuevos recuerdos.

c. Degeneración combinada subaguda: por déficit de vitamina B12. Esto puede provocar un daño en una zona de la médula espinal y provocar graves alteraciones de la marcha.

d. Mielinolisis central pontina: tiene como causa desequilibrios hidroelectrolíticos y da lugar a una lesión en el tronco del encéfalo. La sintomatología es variada, y puede aparecer tetraplejia, alteraciones visuales, dificultades para hablar o para tragar.

4. Síndrome de abstinencia: cuando una persona está acostumbrada a consumir determinadas cantidades de alcohol, ocurren 2 cosas: la tolerancia (cada vez se necesita más dosis para alcanzar los mismos efectos) y la dependencia.

La dependencia implica que, al dejar de tomar una sustancia en cuestión, la persona sufre lo que se denomina “síndrome de abstinencia”. Los síntomas del síndrome de abstinencia, comúnmente conocido como “mono», dependen de cada sustancia.

En el caso del alcohol, no es infrecuente que la persona que deja de consumir experimente el llamado delirium tremens, con delirios, alucinaciones… y que puede llevar a la muerte de una persona si no se trata hospitalariamente.

5. Efecto inmunosupresor: el alcohol disminuye las defensas por su acción sobre la médula ósea. Favorece la aparición de infecciones, sobre todo de neumonía. Desde el punto de vista neurológico, también aumenta el riesgo de desarrollar infecciones graves como meningitis, encefalitis o abscesos cerebrales.

6. Aumenta el riesgo de enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson, además de la llamada demencia vascular.

7. Favorece la aparición de ictus isquémicos y derrames cerebrales: son una causa importante de gran dependencia física.

De todo lo mencionado, hay algunas enfermedades o condiciones que se manifiestan de forma aguda en un momento dado por el “daño acumulado” del alcohol en el organismo; y otras que van progresando de forma insidiosa a lo largo de semanas, meses o incluso años.

Consumo y embarazo

Consumo de alcohol durante el embarazo
¿Qué efectos tiene el consumo de alcohol durante el embarazo?

En cuanto al consumo de alcohol en la mujer embarazada, esta sustancia atraviesa la placenta muy fácilmente, por lo que llega al feto. El feto es un organismo en pleno desarrollo y cualquier tóxico le afecta de manera importante.

El alcohol afecta al bebé de forma muy característica, dando lugar a los trastornos del espectro alcohólico fetal, que será más grave cuanta mayor cantidad de alcohol se consuma, hasta llegar al síndrome de alcohol fetal, con un retraso en el desarrollo y en el crecimiento, problemas cardiacos y renales, alteraciones faciales características, problemas visuales… y un largo etcétera.

 

En general, el pronóstico de todos estos problemas depende del patrón de consumo, de la cantidad y tiempo a los que se ha estado expuesto a esta sustancia, y de ciertas características individuales.

La calidad de la atención médica y psicológica en el proceso son factores clave. Algunos de los daños que genera el alcohol son irreversibles aunque también es cierto que, una vez establecidos, puede haber margen de mejoría.

Es importante reseñar que, si bien en este artículo nos hemos centrado en los efectos del alcohol en el sistema nervioso, prácticamente afecta a todo el organismo: aumenta el riesgo de cáncer de boca, faringe, esófago, estómago, mama e hígado -entre otros-. También puede dar lugar a enfermedades del riñón, del corazón (arritmias, insuficiencia cardiaca), anemia, u osteoporosis.

En cuanto a los efectos beneficiosos del alcohol, hay controversia en la comunidad científica. Lo que se ha demostrado es que la ingesta de un cierto tipo de bebida alcohólica disminuye el riesgo cardiovascular únicamente en algunas personas de características muy concretas. Es un gran error recomendar el consumo de bebidas alcohólicas a la población general. Hay un artículo escrito por el equipo de la Clínica Mayo que puede resultar de interés: alcohol: sopesar riesgos

Sin duda, y teniendo en cuenta todo lo anterior, la mejor intervención cuando hay un consumo sostenido y muy frecuente es disminuir a cero la ingesta de alcohol de manera controlada de la mano de profesionales expertos en la materia. 

 

Dr. Manuel Domínguez Lizarbe

Neurología. COMB 54012

H. Universitario Germans Trias i Pujol. Badalona (Barcelona)

Si quieres información complementaria puedes hacer click aquí ¿Cuándo saber que el consumo del alcohol se ha convertido en un problema?

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