El Océano de las relaciones afectivas en la comunidad homosexual
Mucho hemos oído hablar sobre cómo están cambiando las relaciones de pareja en los últimos años, sobre las nuevas posibilidades relacionales que rompen con antiguos preceptos en los que solamente se concebía a la relación heterosexual, monógama y ad eternum. Cuánto nos habremos asombrado de las abismales diferencias con respecto a la época de nuestros abuelos, cuando al arte del cortejo era vivencial en lugar de virtual, y besarse en público, un acto de mal gusto.
Bien entrados en el siglo XXI, el océano de posibilidades que se nos plantean nos dan una nueva panorámica impregnada de una sensación de mayor libertad, a la vez que quizás también de mayor incertidumbre. ¿Para qué querer estar con una sola persona, pudiendo estar con varias? ¿Cuánto duran las relaciones de pareja? ¿Cuánto dura el amor? ¿Se va a cansar de mí y me va a sustituir? ¿Y qué viene después?, ¿cuál es mi proyecto de vida?… En definitiva, ¿qué queda de sólido, de seguro, en una época de relaciones líquidas y escurridizas?
Complejo tema que tantas montañas rusas emocionales habrá causado. No nos es posible abordarlo sin tener en cuenta los factores individuales que nos llevan a la decisión de tener una pareja, o parejas, así como a la elección de las mismas. ¿Cómo tiendo a sentirme el entrar a formar un nuevo vínculo afectivo con alguien? ¿Qué se me despierta? ¿Quizás el temor a poder ser potencialmente abandonado, rechazado o, por el contario, cuidado y sostenido?
En la comunidad gay, donde las nuevas posibilidades relacionales están a la orden del día, todas estas dudas e incertezas se encuentran todavía más patentes. La falta de referentes, los años de escuela marcados por el rechazo o por el no sentirse parte de, el posible rechazo de la misma familia, o el insertarse (al fin) en una comunidad donde a primera vista parece moverse todo desde una gran superficialidad dificultan todavía más el asunto.
En definitiva, nadie nos enseñó cómo llegar a tener una vida plena y satisfactoria, ni cómo adueñarnos de nuestro propio destino. Va a ser importante detenerse a pensar y clarificar qué es lo que uno quiere para sí mismo, lo que nos proporcionará la brújula para orientarnos en dicho océano sin caer en el vacío.
Sobre este tema trabajaremos también el el grupo psicoterapéutico para hombres de la comunidad LGTBI. Si quieres más información haz click aquí
Arnau Rull Camprubí
Psicólogo Sanitario y Psicoterapeuta. Colegiado 21.213
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