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La incómoda vulnerabilidad

Algo que viene a mi mente con cierta frecuencia es que nuestra vulnerabilidad como especie es incuestionable. Faltó poco más un organismo microscópico de 220nm de tamaño para confrontarnos con la realidad: incluso algo invisible a nuestros ojos puede poner en jaque nuestro día a día a un nivel global.

 

A raíz de estos pensamientos, me cuestiono y escucho atentamente a las personas a las que tengo la fortuna de poder acompañar, cuando hablan de lo complejo, y a veces doloroso, que resulta aceptar el sentirse vulnerables. Cada unx gestiona la vulnerabilidad como sabe y como mejor puede.

¿Qué es la vulnerabilidad?
¿Qué es la vulnerabilidad?


La vulnerabilidad hace referencia a la capacidad que tenemos las personas de resultar heridas física o moralmente. Cuando buscamos ayuda profesional deseamos encontrar solución a aquello que representa una amenaza directa o indirecta a nuestro delicado equilibrio interno (bienestar). Estar en contacto con el malestar que supone ser herido tiene un coste emocional no agradable necesariamente.

 
Es por esto que reconocer que necesitamos ayuda puede no ser sencillo para todos. Lo que sí suele ser un proceso complejo en la mayoría de las personas, con o sin ayuda profesional, es aceptar y comprender que para poder recuperar el mayor grado de bienestar, el camino suele incluir una cuota de malestar con el que debemos convivir.

 

 

Entonces, la vida no siempre es justa, no es posible no equivocarse, sentirse animado constantemente, ser felices de forma permanente y no sentir el dolor que puede conllevar perder ciertas cosas. Renunciar a la idea de perfección, afrontar la realidad con amabilidad y sabiendo que aquello que nos perturba, molesta y que nos frustra, no será tampoco permanente, ayuda a integrar las situaciones más duras.

 

Grupo de personas apoyándose
No quedarse solx en situaciones de vulnerabilidad ayuda a transitar el malestar.

Reconciliarnos con la incómoda vulnerabilidad como personas puede ser una fuente de fortaleza impresionante. Gracias a poder sentir el malestar podemos aprender, ser empáticxs y sobre todo, establecer relaciones sanas con otras personas. Requiere mucho valor pedir ayuda en momentos de vulnerabilidad, cuando lo necesites, busca acompañamiento.

 

Te dejo un artículo publicado en el periódico «La vanguardia» que habla sobre la vulnerabilidad. Si quieres leer más sobre este tema y otros que puedan resultarte interesantes, haz click aquí 

 

Alejandro Noriega de Jesús

Psicólogo y Psicoterapeuta

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