En algún momento de nuestra vida todxs nos merecemos ayuda
Entiéndase esto como mi propia experiencia de vida, ya que nadie es igual a nadie y cada uno vive el mundo a su manera, según sus creencias, introyectos y experiencias pasadas, incluso por qué no, según su ADN. Y para mí, ningún consejo de vida es válido 100% ya que van inspirados en las vivencias del que los da, que no son las mismas de las del que lo recibe. Partiendo de aquí, creo que ir a terapia para que nos aconsejen es un error (para eso están los amigos), uno debe encontrar su propio camino y lugar en el mundo, pero sí que es cierto que hacerlo desde el acompañamiento de un psicólogo es vital, uno solo es imposible.
Soy J@@@ y tengo 45 años. Venir a terapia es ir a encontrar mi propio camino, para ordenar mi mundo, para desenredar la vida, conocerme y aceptarme mejor, ojalá fuese tan fácil cómo ir al médico de cabecera que con una pastilla arregla cualquier dolencia. Para mí, es como hacer escalada, a pesar de ser la misma pared, cada uno toma el camino que cree mejor, y pone en la mochila lo que mejor sabe o lo que le enseñaron, y a veces, ¡PUM! Quedas estancado, sin ver que tienes más arriba porque un saliente te impide ver más allá, con las fuerzas que flaquean y que apenas dan para sostenerse, y es ahí donde el otro alpinista que está en una diferente posición puede ayudar.
Puede ayudar porque su posición le permite ver otros agarres o vías de salida que uno en ese momento es incapaz de ver. Así, así es como yo veo a Alejandro, alguien que desde su perspectiva y experiencia puede ver cosas que yo no veo, pero que en cualquier caso debo ser yo quien haga el esfuerzo de salir, él solo me ayuda a darme cuenta de esas cosas que mis neurosis ciegan.
Y qué decir, que un día sin más nacemos y nos enseñan a ser médicos, abogados, secretarios, etc. Pero se olvidan de lo más importante, enseñarnos a vivir, a gestionar emociones, a conocernos y a mejorarnos como personas. Como mucho nos inculcan las creencias familiares de como uno debe comportarse y vivir la vida de un cierto modo, y que por su puesto jamás fueron cuestionadas. Como por ejemplo cuando a uno le dicen que “al trabajo se va ni que te estés muriendo”, o por ejemplo las normas sociales arcaicas y represivas como puede ser la de “los hombres no lloran”.
Y claro, uno va creciendo con todo eso, creyendo que es lo correcto y que así es como uno debe de ser, y nos vamos creando una autoimagen que dista muchas veces de lo real. Con esto no digo que ¡viva la anarquía! Sino que uno debe cuestionarse a sí mismo para ver por dónde está caminando por la vida.
Me pasaron muchas cosas de pequeño, muchas (abandono de padre, madre ausente, bullying e incluso un abuso) ni que decir que me siento afortunado de que sólo me pasase eso, hay niños que les pasan cosas muchísimo peores. Pero la realidad es que todo esto menguó mi autoestima, mi imagen del mundo y de mí. Así que crecí reprimiendo sentimientos, lágrimas, ocultándome y callándome todo lo que me pasaba, incluso negándome una parte de mi vida y con una terrible desconfianza, hacia el mundo y hacia mí. Y durante muchos años conseguí autoengañarme, llegar a estar tranquilo conmigo y mi resignación ante lo que creía ser yo (un don nadie) y lo que podía ser mi vida (una más). Hasta que en pocos años me pasaron varios acontecimientos que hicieron que se desmoronara todo mi mundo, y a mis 43 años, me encontré con una depresión y queriéndome morir.
Así que busqué ayuda con Alejandro, y lo primero que hice es reconciliarme con mi vida, aceptar todo lo que había pasado, porque seamos sinceros, no queda otra. Luchar contra algo de lo que ya no se puede hacer nada es gastar energía y hundirse cada vez más en la miseria, pero eso no quiere decir que le demos la espalda al pasado, sino todo lo contrario, hay que mirarlo de frente y aceptar que eso, forma parte de nosotros. A parte de esto, pude descubrir como todo eso me había afectado en mi vida y en mi forma de relacionarme con el mundo y, sobre todo, como eso podía dejar de seguir dirigiendo mi vida.
No obstante, tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para mí, y que sin duda Alejandro supo ayudarme con mucho respeto y cariño. Esto fue el abrir mi mundo y dejarme ver, dejar ver todo lo que me había pasado, todo lo que llevaba dentro, y poco a poco perder el miedo a explicar mis asuntos, mis alegrías y penas, miedos y miserias. Porque otra cosa muy importante de ir a terapia es la sinceridad, de nada sirve hacerlo si no te abres en canal y lo sacas todo (imagina ir al médico por un dolor de cabeza, y decirle que te duele una muela).
No hay duda de que sin el espacio de confianza que Alejandro me ofreció no hubiera sido capaz de hablar de todo, incluso hay veces que cuando explico lo que llevo dentro me avergüenzo, pero sé que es necesario, sé que sacarlo, hablarlo, expresarlo, cuestionarlo, rascar que hay detrás de todo eso, ayuda a conocerme mejor y a aceptarme tal cual soy, y sobre todo a querer a todos mis yoes, es decir, a amarme completamente, nada de aceptar unas partes de mí y las otras no, soy lo que soy y seré muchas más cosas, porque también la terapia trata de eso, de ir evolucionando, de poder sentir que poco a poco somos más plenos y nuestra vida tiene un ritmo y sentido.
A partir de aquí, con su acompañamiento, supe empezar a ver quién era yo de verdad y a respetarme por ello, tomé la decisión más bonita que jamás podría haber tomado, rendirme a la vida y a quien era yo en realidad. Así que salí del armario, me dije a mí mismo que merecía ser feliz, y me prometí a mí mismo que jamás volvería boicotearme de las mil y una manera que todos los hacemos.
Aún estoy aprendiendo, no es fácil aprender a vivir desde la más plena libertad de ser, de ser uno mismo. Aún recuerdo lo terriblemente mal que lo pasé por el simple hecho de comenzar a pasear por la calle agarrado de la mano con un chico. Y que bonito fue romper ese miedo y vergüenza, y que divino se siente pasear ahora agarrado de mi chico y plantarle un beso en medio de la calle sin temor a nada, sin auto cuestionarme, simplemente sintiendo lo tremendamente hermoso que es un beso.
Nunca dejaré de ir a terapia, así como voy a hacerme masajes o a la peluquería, seguiré cuidando mi interior, a veces con miles de problemas, y a veces con ninguno, pero lo seguiré haciendo. No me quiero perder en este mundo, quiero ser mi yo más auténtico.
Gracias Alejandro por tu acompañamiento, por tu amor y respeto, y por tu inestimable ayuda. Gracias también por dejarme este espacio para poder expresarme e intentar transmitir lo beneficioso que es cuidarse el alma con alguien como tú.
J@@@
*-*-*
Este artículo de Verne, explica habla sobre ir al psicólogo y por qué cada vez más asiste a psicoterapia. Si quieres leerlo haz click aquí
Este es el testimonio de una persona a la que invité a escribir sobre su experiencia en psicoterapia. Su nombre y algunos datos han sido modificados para proteger su identidad. Estoy profundamente agradecido y conmovido por este relato ¡Gracias J@@@ por compartir tu experiencia!. Si quieres leer sobre otros temas, puedes hacer click aquí